FLORA 2024: Multiespecie
Superadas las categorizaciones que establecen jerarquías entre las diferentes especies que componen nuestra realidad, y testigos como somos de un mundo que no soporta ya más el modelo superproductivo, urge volver a mirar a nuestro alrededor como una comunidad multiespecie.
Es hora de superar por fin el Antropoceno, esa concepción de la realidad que coloca al ser humano en el centro de todo, dueño del espacio natural del que forma parte. Olvidemos el yo, pensemos en un gran “nosotros”. En palabras de Andrés Núñez y Ayleen Martínez (“La geo-grafía como estética de desplazamiento”, Futuros multiespecie, 2023), “nada surge exclusiva ni personalmente desde lo humano, sino más bien desde un cúmulo de relaciones posibles que, y esto es clave también, no poseen jerarquías. Cada especie ‘es un mosaico de pedazos sacados de otras especies’, dice Coccia”.
Tal vez solo entendiendo la naturaleza como una verdadera comunidad interconectada de plantas, flores, animales, minerales, microorganismos, seres humanos y cualquier otro agente (¿no forma parte también la realidad cyborg de un concepto amplio de naturaleza?) estemos a tiempo de crear una comunidad sostenible.
Como expone la filósofa estadounidense Donna Haraway, una de las mentes más brillantes en la exploración de la realidad multiespecie, existen dos respuestas comunes a los desastres que nos rodean: la confianza plena en la tecnología como solución o la profecía autocumplida que nos hace tirar la toalla ante el “no hay nada que hacer”, eso que la propia Haraway describe como “actitud de game over”. Frente a ellas, FLORA invita a centrarse en el cuidado y el respeto entre los seres diversos que conviven en nuestra realidad.
El futuro solo puede ser multiespecie.