Emily Thompson | Inversiones
La habitual conexión entre el arte y la botánica se invierte en esta instalación: en vez de mosaicos y relieves que imitan flores y plantas, aquí son ellas –vivas y muertas– las que dan vida a la piedra. Thompson ha elegido el lugar más sobrío y monolítico del edificio, el muro sur del Patio de los Naranjos, para crear tres paisajes que tienen algo de fantástico, de elegíaco y esperanzador, a pesar de su aparente dureza.
Como tres ventanas abiertas en el muro, la instalación central homenajea a uno de los árboles más icónicos de Andalucía, el olivo, que aquí renace en un nuevo hábitat, mientras las dos instalaciones laterales remiten a las decoraciones vegetales del Mihrab. La mirada “invertida” de Thompson dirige nuestra atención hacia una naturaleza muerta que, a fuerza de resiliencia, logra siempre sobrevivir e imaginar nuevos paisajes.
“Nuestra reverencia no se reserva solo para el mundo vivo de las plantas y flores, sino también para sus antepasados, mientras buscamos belleza en la decadencia. Es una inversión del orden habitual de las cosas.”
(Emily Thompson)